El ralentí de los vehículos, aunque parezca una práctica común e inofensiva, genera un significativo desperdicio de combustible y tiene consecuencias negativas tanto para la rentabilidad de su flota como para el medio ambiente.
El costo oculto del ralentí: un drenaje silencioso en su presupuesto
En el día a día de la gestión de flotas, el ralentí se trata de mantener un motor en funcionamiento cuando el vehículo no se está moviendo. Por ejemplo, semáforos, congestión vehicular, esperas en puntos de carga y descarga. Sin duda, tiene un costo directo e importante en su tanque de combustible y, por ende, en su rentabilidad. La cantidad exacta de combustible desperdiciado varía según factores como el tamaño del motor, el peso del vehículo y el tipo de combustible, pero la realidad es clara: el ralentí consume recursos valiosos sin generar productividad.
Ralentí vs. Desgaste del motor: una ecuación costosa
El ralentí prolongado tiene un impacto perjudicial en la vida útil de los motores de su flota. Contrario a la creencia popular, dejar un vehículo en ralentí genera más desgaste que el ciclo normal de arranque y parada. De hecho, operar un motor a bajas revoluciones (ralentí) puede duplicar el desgaste de los componentes internos en comparación con la conducción a velocidades operativas.
En el caso de los motores diésel, comunes en camiones y semirremolques, el ralentí excesivo provoca una acumulación de residuos de carbono en el motor.
¿Por qué? Al no alcanzar su temperatura óptima, el combustible se quema de forma incompleta, generando depósitos en las paredes del cilindro. Esta acumulación puede dañar bujías, sistemas de escape y otros componentes críticos, incrementando los costos de mantenimiento y acortando la vida útil del motor de sus vehículos pesados.
El impacto ambiental del combustible desperdiciado al ralentí
El combustible desperdiciado se traduce en emisiones contaminantes que deterioran la calidad del aire y contribuyen al cambio climático. La Organización Mundial de la Salud, estima que, la contaminación del aire es responsable de millones de muertes anuales, y las emisiones de los motores al ralentí son un factor contribuyente significativo. Reducir el ralentí no solo es una estrategia económica inteligente, sino también una medida de responsabilidad ambiental corporativa.
3 estrategias para minimizar el ralentí en su flota
- Implementación de software de seguimiento de flotas por GPS: proporciona datos precisos sobre el tiempo de ralentí, permitiendo identificar patrones y áreas de mejora para una gestión más eficiente.
- Formación y asesoramiento continuo a conductores: educa sobre los costos y consecuencias del ralentí, promoviendo las mejores prácticas para evitarlo y desmitificando creencias erróneas sobre el reinicio del motor.
- Inversión en unidades de potencia auxiliar (APU) para flotas pesadas: reduce significativamente el ralentí durante los descansos de los conductores en camiones y semirremolques, generando importantes ahorros de combustible.
El ralentí del motor es un factor que impacta negativamente la rentabilidad de su flota y el medio ambiente. Al comprender la magnitud del desperdicio de combustible y los costos asociados, las empresas pueden implementar estrategias efectivas, como el uso de software de seguimiento de GPS como el de Tracker GPS y la formación de conductores, para minimizar el tiempo de inactividad del motor.